Por Diaz Francisco
Antonio Rudigier jugó en Inglaterra y tuvo un breve paso por Italia, y nunca ha vivido el infierno que atravesó ayer en el Nuevo Mirandilla. Durante el partido ante el Cádiz, fue el blanco de todos los rivales que se hacían los bravucones pese a que el alemán les sacaba a todos una cabeza de diferencia.
El conjunto gaditano aprovechó las cámaras para hacerse notar y lo único que logró fue quedar más en ridículo mientras David Gil los salvó de una goleada histórica. Una vez acabado el encuentro, Rudiger se quiso volcar con su gente y le regaló su camiseta a un aficionado madridista, que se encontraba en una esquina del estadio.
La grada rival aprovechó tenerlo cerca al defensa germano para comenzar a revolearle objetivos y propinarle insultos racistas. Antonio se encaró ante los hinchas amarillos y les recriminó sus palabras. Pero no hubo caso, el abuso verbal volvía a adueñarse de un partido de Liga.
Ya camino al vestuario, y con la bronca del cruce incoherente de Rubén Alcaraz, el zaguero estuvo al borde del colapso. Llegó muy enfadado a los camerinos y tuvo que se contenido por la plantilla para que no descargase toda su bronca por redes sociales. Una reacción que hubiera alimentado aún más la novela y que el Madrid no suele aceptar.
03/12/2024
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